domingo, 5 de noviembre de 2017

Me cuesta tanto olvidarte - Mecano

El grupo Mecano ha sido el grupo de pop más emblemático y que más lejos ha llegado a nivel internacional. Los hermanos Cano, junto con Ana Torroja, nos han contado cientos de historias a través de su música, pero también fueron pioneros en hablar de temas que en aquellos tiempos eran tabú, como la homosexualidad.

Su música sigue escuchándose hoy en día entre los más jóvenes, cosa que pocos grupo pueden decir. Tan importante fue su música, que dio para que Nacho Cano produjera un musical que se consolidó como uno de los más vistos en España: "Hoy no me puedo levantar".

Aquí dejo hoy una versión de uno de sus temas más conocidos: "Me cuesta tanto olvidarte".

 




domingo, 2 de abril de 2017

Qué hay más allá

La película "Vaiana" de Disney se estrenó en pasado año 2016 y, con ello, la gran multinacional presentó a su nueva princesa. Una de las características más valoradas de esta película es que no existe un príncipe ni un enamoramiento con final "fueron felices y comieron perdices", cosa que en la actualidad se agradece.



En la versión de España, la encargada de poner voz a las canciones fue María Parrado, la que fuese ganadora de "La voz kids" España en 2014. Pero aquí va la versión del blog "Soñando con Broadway" con la voz de Lourdes Pérez. Esperemos que lo disfrutéis.





miércoles, 22 de marzo de 2017

Dirty Dancing. El musical

Dirty Dancing estuvo hace varias semanas en Barcelona anunciado con el slogan: “el clásico del cine ahora en el teatro”. Sólo con leer esto ya se puede vaticinar cual va  a ser el principal error que se cometerá. Pero es mejor dejar esto para el final, una vez se explique el espectáculo y se haya hablado de los elementos que lo componen.



Cartel promocional de "Dirty Dancing. El musical"

Cualquier forofo de la gran pantalla sabe que el film “Dirty Dancing” se ha convertido con el paso de los años en todo un clásico del cine romántico, aunque yo, personalmente, no lo incluiría, como hacen algunos expertos, dentro del grupo de películas musicales. Habiendo obtenido gran  cantidad de premios, incluido el Óscar a mejor canción, raro era que no se realizara la adaptación para teatro. Y así ha sido.

El ambiente que se genera sólo con el apagón de las luces entre el público es impresionante. Todo el mundo comienza a hacer palmas, a tararear, a bailar en las butacas… y es el “Dirty Dancing. El musical” no es una adaptación, no, es la mismísima película representada en directo: misma música, simulación de los mismos escenarios, mismo libreto…

Enseñando a la protagonista a bailar. / Foto: WEB DIRTY DANCING

La parte musical de esta obra es… un pegote. La verdad es que los cantantes, pobrecillos, bien podrían desaparecer que la obra no se vería afectada, pues los que cantan no son los protagonistas. Hay canciones que se reproducen en versión original y otras que se cantan en directo pero dudo, mucho, a pesar de que en el folleto se nombre a los músicos (un contrabajo, un saxo, una trompeta y un batería) que se encarguen de tocar todas las canciones que son en “directo”.

Los escenarios están muy bien creados y son muy dinámicos. El problema es que el modo de cambiar de escena es girando los decorados, como se hace en Mamma Mia! y en este caso no queda demasiado bien. Quizá uno de los motivos por los que no acaban de cuajar estos cambios de escenario con las luces en “on” es el hecho de que los tramoyistas lleven una camiseta roja que destaca horrores sobre las pareces de los supuestos edificios y que se les vea el cuerpo completo… Otro problemilla que se observa es que hay apagones para cambiar de escena demasiado largos y no se realizan de manera limpia y rápida.

El vestuario es prácticamente igual que en la película, al igual que los diálogos. Ambas cosas se han respetado a la perfección. Mas lo que se ha respetado de manera realmente seria, a pesar de la dificultad que acarrea, son los bailes. Las coreografías realmente enganchan, la gente no puede dejar de mirar los bailes ni un segundo. En este aspecto es una gozada de espectáculo.

Los actores realizaron un gran trabajo. Hay que destacar, en primer lugar, que Fanny Corral, más que bailar en el escenario, vuela en cada coreografía. Demuestra que posee una excelente técnica en baile y transmite muchísimo. El papel protagonista de Johnny Castle lo llevó a cabo Oriol Anglada, en lugar de Christian Sánchez. A pesar de todo, la pareja protagonista demostró mucha complicidad, pero eso sí, el porté característico del final de la obra tuvo que salir al segundo intento.


Porté famoso del final de esta obra. /Foto: WEB DIRTY DANCING

Creo conveniente acabar esta crítica con dos conclusiones. En primer lugar, este espectáculo es muy divertido, animado… pero no es lo que se conoce como un musical. Al menos, yo entiendo como musical, una obra donde el personaje se abre al público y muestra sus sentimientos y personalidad con las canciones, y esto en Dirty Dancing, no ocurre. Y en segundo lugar, lanzo una interrogativa al aire. ¿Qué está pasando con los musicales? ¿Cualquier obra que posea música en directo o enlatada pasa a formar parte de lo que se conoce como teatro musical? Creo que en la actualidad se está difuminando cada vez más la línea entre una obra de teatro musical y un espectáculo que está amenizado con música. Así que “Dirty Dancing” es un bonito espectáculo, pero que no digan que es un musical, porque no lo es.


6/10



martes, 7 de febrero de 2017

Priscilla. Reina del desierto



El musical rosa podría ser la descripción de “Priscilla. Reina del desierto”. Esto no sólo se debe a que el color que predomina en el telón de presentación tenga como principal el rosa, sino al carácter que acompaña la música de la obra, la personalidad de los personajes, el ambiente que se crea en las escenas… y es que el rosa, según diversos estudios psicológicos, evoca el amor y el romanticismo, pero también la alegría, diversión, energía y juventud, aspectos que se retratan a la perfección en esta historia, cuyos personajes principales con tres drag Queens: Bernadette, Tick y Felicia.

Un análisis correcto, que desgrane cada aspecto de esta divertida obra del teatro musical, hay que hacerlo por partes, para poder apreciar cada pieza del puzzle por separado y comentar el resultado de la unión de todas.

Desde su estreno en 2006 hasta la actualidad, “Priscilla” ha obtenido diversos reconocimientos, como los Sydney Theatre Award a mejor producción y el Judith Johnson al mejor actor, un Olivier al mejor vestuario en 2010, un Tony al mejor vestuario en 2011… y muchos más. Dicho esto, queda constancia de que no ha sido un musical que haya pasado desapercibido para la crítica.

Tanto el argumento como los personajes venían dados de “Las aventuras de Priscilla, reina del desierto”, por lo que la historia queda muy clara para el espectador porque el guion cinematográfico sólo necesitaba ser retocado para transportarlo a un escenario en vivo y en directo sin perder esencia. El libreto es de Stephan Elliot y Allan Scott. Es una historia divertida, amena, entrañable en varios momentos. La existencia de un personaje infantil entre el reparto siempre genera ternura en el espectador y lo posiciona a favor a la hora de realizar una valoración.

Protagonistas de "Priscilla. Reina del desierto".


En cuanto al elenco, en un primer momento se contó con la imagen de un gran conocido en los escenarios y en las pantallas de España como Mariano Peña, aunque éste pronto abandonó dejando paso a José Luis Mosquera, quien hace una interpretación brillante del papel de Bernadette, siendo delicado en sus poses y bailes, consiguiendo que el personaje sea más que real. Jaime Zatarain interpreta a Tick y Christian Escuredo es Felicia. La suma de estos tres protagonistas es una bomba de locura que capta la atención del público y les hace llorar cuando ellos lloran y reír cuando están estallando en carcajadas. Así mismo, permite ver la evolución de la forma de actuación de los drags con el paso del tiempo, mientras Bernadette proviene de unos orígenes sensuales, finos… el más joven, Felicia, es obsceno y descarado.

El trío de divas, formado por Sylvia Parejo, Teresa Ferrer y Aminata Sow, ensalza el nivel vocal de la obra. Las canciones que forman parte de este musical, que son canciones pop y disco, en ocasiones requieren una gran técnica y ellas se nota que la tienen. Incluso cuando hay pequeñas desafinaciones, en lugar de restar valor a la obra, le suman, porque el espectador se da cuenta de que cantan en directo y las humaniza.

Divas del musical "Priscilla. Reina del desierto".


La parte musical es la que falla. Que un espectáculo como éste no goce de una orquesta en directo, le resta autenticidad y hace que para mucho se desvalorice el espectáculo y se pueda llegar a pensar que las voces también pueden ser grabadas. Claro está que sus motivos tendrán para haberlo decidido así, ya sea por falta de espacio, o para ahorrarse contratar a una pequeña orquesta.

Los distintos escenarios como el autobús de tamaño real (que es el mismo que se utilizó en Londres), el club con las cortinas plateadas, los camerinos, los bares de los pueblos o la habitación del hijo de Tick, contrastan mucho entre sí y hacen que el espectador distinga las dos realidades que se mezclan en el mundo del show: la fantasía y la vida real. Igual que pasa con los vestuarios, mientras en unas escenas son ellos mismos y visten ropa más de calle que hace ver que no están actuando como drags, sino como ellos mismo; otras veces aparecen con los zancos y coronas abrumadoras, coloridas y brillantes que hacen entender al espectador que están trabajando o actuando.

En conclusión, “Priscilla. Reina del desierto” es un musical para disfrutar en familia, para relajarse y dejarse llevar por las canciones que todos conocemos y con las que todos hemos bailado y hecho el loco. Además, las continuas bromas y chistes hacen que el que va a verlo desconecte del estrés del día a día y de las obligaciones. Es una obra totalmente recomendable para cualquier amante de los musicales o cualquiera que tenga ganas de pasar un buen rato.


7/10